El sentido del humor, la quinta habilidad propuesta de momento en la búsqueda del disfrute proyectual, es quizás la más directa a primera vista, pero si se profundiza se encuentran valiosas aportaciones al método. A lo largo del siglo XX, los científicos estudian el humor y su relación con el comportamiento biológico del ser humano, acotando con precisión las posibilidades que éste ofrece o deja de ofrecer para la obtención de estados afectivos positivos. Una de las conclusiones clave que inciden en los procesos proyectuales es que las personas con altos índices de sentido del humor tienden a valorar como desafíos lo que otros perciben como amenazas, permitiendo a los primeros sacar mucho más partido a las situaciones en términos de disfrute.
En el campo de los proyectos, el sentido del humor aporta claves disfrutistas nada despreciables. Esta habilidad permite utilizar la adversidad a favor del proyectista, aprovechando por ejemplo una tormenta eléctrica, los problemas de aparcamiento, el sol abrasador o la contaminación ambiental, como herramientas esenciales de un proceso. Permite utilizar sarcásticamente criterios de desorganización, burla o dislocación para estimular la búsqueda, y propicia metáforas y miradas perversas hacia la redescripción.
En el campo de los proyectos, el sentido del humor aporta claves disfrutistas nada despreciables. Esta habilidad permite utilizar la adversidad a favor del proyectista, aprovechando por ejemplo una tormenta eléctrica, los problemas de aparcamiento, el sol abrasador o la contaminación ambiental, como herramientas esenciales de un proceso. Permite utilizar sarcásticamente criterios de desorganización, burla o dislocación para estimular la búsqueda, y propicia metáforas y miradas perversas hacia la redescripción.
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